lunes, 26 de diciembre de 2016

Apertura. "Directa Elena". (IV/3+, M5). La Galana. Diciembre 2016



El invierno pasado Raúl Lora, Manuel Alvarez y yo mismo (Santi Callejo), estuvimos por primera vez en esta preciosa pared, la cara noroeste de La Galana. Por aquel entonces, mientras abríamos unas vías más a la izquierda, intuimos una línea que la surcaba de forma directísima hasta la cima, pero en aquella ocasión, estaba casi completamente seca. Este comienzo de temporada ha sido generoso en Gredos y el 26 de diciembre nos acercamos de nuevo al Circo de Cinco Lagunas. Esta vez va a ser que sí.
A las 5 estamos en marcha desde La Plataforma, vemos amanecer ya superada la Canal de los Geógrafos y pasado El Venteadero bajamos hasta el pie de la pared. Hemos ido como motos y son poco más de las ocho.

Amanece cerca del Venteadero.

La sombría vertiente nos recibe con una temperatura claramente negativa ideal para escalar y la línea codiciada se muestra bastante blanca. Está claro, a por ella.
Primer largo: una estrecha goulotte conduce a un techo de roca que hay que superar por su derecha para salir a una rampa de nieve a 50° que desemboca en un nuevo muro que presenta buenas manchas de hielo para progresar, superado, se hace reunión en un bloque que emerge en un una amable campa de nieve. El largo se protege con friends pequeños y un clavo.

Segunda parte del primer largo.

Después se hace una transición por la campa hasta el inicio de un muro muy vertical en cuya base se monta reunión.
El muro no permite ver más que su inicio, tres metros verticales sin apenas hielo que se superan gancheando con los piolets en roca y metiendo la punta de los crampones en mínimas fisuras, después ya aparece una nieve corcho muy fina y algo de hielo por el que progresar siempre en terreno muy vertical. Ahí se ha metido Raúl con lo memorizado en la vista desde abajo de la pared, mientras va al lío comenta: "esto va a ser como cuando en el colegio decíamos: va a haber pelea...." Con su técnica impecable va superando las dificultades y sobre todo la precariedad con que se pueden proteger, un par de friends y un clavo en todo su recorrido. Largo clave de la vía, de M5 y 4 o 4+ en hielo.  Reunión arriba con clavo y friend.

Superado el muro inicial del segundo largo

El último largo es una rampa de nieve de unos 60° de pendiente media, colgada sobre el abismo. Tiene un carácter tremendamente alpino. Comienza con nieve dura y tiene un pequeño resalte más vertical en su parte final, este último sector lo encontramos muy cargado de nieve poco asentada que se iba hacia abajo al progresar, lo que le dio un toque de dificultad añadida. Tan solo permitió la protección con un par de friends. El largo desemboca en la misma cima donde nos reciben el sol y unas vistas increíbles.

En la cima.
Con el Almanzor al fondo.

Nos resta bajar por la vía normal disfrutando de un día espléndido para, a las 4 de la tarde, tomar la cerveza de rigor en La Plataforma. Bautizamos la vía como "Directa Elena", y llegamos a la conclusión de que es la más estética de la pared. Su grado: IV/4/M5
Un placer escalar de nuevo junto a estos dos titanes.

Croquis de la vía.


viernes, 20 de mayo de 2016

"Goulotte Quintana". (IV/3, M3). Taillón. Mayo 2016


Finales de mayo, una inusual cantidad de nieve en altura en el Pirineo, un día previsiblemente soleado y frío y una foto de la zona vista en la red. Está claro, mañana nos vamos a la Quintana. Estas cosas hay que planificarlas así de rápido. Más aún cuando la idea era haber ido a Gredos hasta que, en el último momento, las condiciones y el calor allí reinante lo desaconsejaron.
Viajamos Martín y yo a Gavarnie, noche breve y a ello. A las cinco menos cuarto, y con la luna llena iluminando nuestros pasos, iniciamos la aproximación.

Primeras luces.

Amanece cerca del puerto de Bujaruelo, estamos frente al murallón de la Norte del Taillón que se muestra en su aspecto más invernal.

Pala de aproximación.

En breve enfilamos la fuerte pendiente que nos lleva al glaciar de Gabietos. Mucha nieve y poca huella endurecen la subida pero ver la pared Oeste con sus goulottes en condiciones óptimas nos da alas.

Sobre el glaciar, al fondo la vía.

A las 8 estamos a pie de vía, a unos 2800 metros de altitud, nos equipamos con rapidez y al lío. Hacemos un larguito en ensamble con un tornillo intermedio para llegar al inicio de las dificultades.

Ensamble inicial.

Estamos ante una preciosa cascada de hielo que muestra unas condiciones inmejorables. La R0 se monta sobre dos clavos viejos, los únicos que veremos en toda la escalada, que reforzamos con un friend.

Reunión cero.

Martín divide la cascada en dos largos asegurados con tres tornillos cada uno. Se disfrutan a tope, unos 75°,  hielo óptimo en grosor y calidad, temperatura negativa pero sin exceso de frío, y un ambiente extraordinario. Está claro, hoy hemos acertado. La reunión intermedia y la final de la cascada se montan triangulando friends y tornillos.

A por ello.

Cascada superada.

Salimos a un corredor de nieve a unos 50°-55° que dividimos en tres largos montando la primera reunión con dos tornillos en un afloramiento de hielo, la segunda con un friend en la roca que lo delimita por su izquierda, y la tercera, con un piolet en T, pues la nieve da la confianza suficiente para poder hacerlo así. Estamos a mitad de la pared, con un ambientazo alpino de libro.

Primera parte del corredor intermedio.

Reunión en hielo.

Reunión con friend.

Llegando a reunión.

Reunión con piolet.

Parte alta del corredor intermedio.


El siguiente largo es un mixto sin grandes dificultades pero algo delicado de proteger.

Mixto previo al resalte.


Saliendo del mixto.

Nos lleva al pie de la que parece ser la última dificultad, se monta reunión con una cinta lazando una roca y un friend. Creemos que, apurando las cuerdas, en el largo siguiente alcanzaremos la arista.
Una rampa de nieve conduce a la base de un duro resalte, son unos tres metros muy verticales que se inician con los crampones en roca pero con buen hielo arriba para traccionar de piolets, cuando los pies llegan a ese hielo, se pincha por encima en nieve dura y con un par de pasos atléticos y aéreos se sale a la pala final. Un tornillo y un friend le han bastado a Martín para asegurar el tramo.

Resalte final.

Martín dándole.

En la pala, una roca emergente permite pasar una cinta y así proteger una expuesta travesía hacia la derecha que ayuda a encarar de modo directo hacia la parte de la arista que tiene menos cornisa. Es una gozada salir a ella y al sol.
Son las 12, tras cuatro horas de escalada contemplamos una de las mejores vistas de un Pirineo rebosante de nieve. Se está de maravilla y comemos algo tranquilamente.



Tremendo aspecto de la zona.

Toca bajar.

Pronto afrontamos la bajada, al principio por la arista y luego flanqueando, la cara sur en primer lugar, y después la norte; algunos tramos son delicados y destrepamos de cara a la pared.
Finalmente llegamos a nuestra huella de subida, y por ella al glaciar.

Saliendo del glaciar.

Nos queda bajar hasta el coche en animada charla, a las tres y cuarto, y tras 10 horas y media de montaña sin ver a nadie, estamos organizando el material satisfechos por este gran día de escalada invernal casi en verano.

Enlace a descripción de esta misma vía otra temporada:

domingo, 1 de mayo de 2016

"El Hortelano". (III/3+). Torre Salinas. Mayo 2016


Fernando, conocedor como nadie de las condiciones del hielo de Picos, me propone esta vía tras verla de cerca hace un par de días. Es una vía muy poco repetida desde su apertura, una o dos veces creemos, quizás por estar a la sombra de su paralela Chimenea Norte, quizás por sus no siempre buenas condiciones o tal vez porque su acceso y visión no son fáciles. El caso es que es una línea definida y elegante que surca la pared de modo muy directo hasta la arista, no menos espectacular que otras grandes clásicas del macizo.
Son las 5 y media cuando empezamos a andar, la noche es ideal, fría y estrellada, de las que dan buenas vibraciones. Poco después nos ponemos los crampones y remontamos la canal de Pedabejo, justo sobre ella, el amanecer ilumina de forma mágica la Vega de Liordes. A las 7 nos equipamos mientras admiramos la vía, el viento entra ahora fuerte y con rapidez nos situamos al inicio de la escalada.
Hacemos un primer largo en ensamble con seguros intermedios sobre una rampa de nieve dura a unos 50° y con tendencia hacia la izquierda para montar reunión con dos friends al inicio de las dificultades. Un clavo viejo, muy viejo, en su parte media, será lo único que encontremos, junto con otro de su misma quinta, en toda la línea.

Primera reunión. Asoma Lorenzo.

El siguiente largo, que despliega los 60 metros de cuerda se desarrolla sobre una rampa de hielo progresivamente más estrecha e inclinada que, a la par de altura, gana ambiente, surcando de modo elegante la pared.  Se asegura con tornillos y termina al pie de una goulotte que promete, se hace reunión a su derecha con dos friends y el mencionado segundo clavo viejo.

Segundo largo.

Un poco más arriba.

Estamos ante el pasaje más vertical de la vía, 80°de media, aunque con algún respiro, casi todo él con buen hielo para progresar aunque algo menos bueno para asegurar, el primer tornillo que mete Fernando entra a fuego pero los dos siguientes llorando un poco, el escalón final es el más vertical, 85°, y el de hielo más flojo, aquí los pies dan poca confianza y hay que darlo todo con los piolets. Tras superarlo una campa de hielo más tumbada lleva a la reunión montada con un clavo nuestro y dos friends.

Tercer largo desde abajo.

Su inicio.

Mirada hacia abajo.

Y hacia arriba.

En lo más pindio.

Superado.

Aquí ya relaja la cosa.

Llegando a la reunión.

El cuarto largo es estético y de los que se disfrutan, continúa la estrecha goulotte con muy buen hielo y una un inclinación en torno a los 60°-70°, se protege bien con tornillos y tras apurar de nuevo la totalidad de la cuerda se hace reunión en roca y ya al sol con un fisurero, un friend y un clavo.

A por el cuarto.

Más arriba.

Otro paso.

Superado.

Salimos de la goulotte y afrontamos como quinto largo una campa de nieve a 60° colgada entre dos espolones. El sol ataca a la nieve pero ésta se resiste en su dureza, es una zona aérea y muy alpina, soledad absoluta, altura y nada puesto en la pared, contribuyen a realzar esa sensación. Pocos seguros pueden ponerse, tan solo un par de friends en las escasas rocas emergentes. Se hace reunión de nuevo con el trio fisu, friend y clavo.


Sol, luz y altura.

Tirando de gemelos.

Casi en la reunión.

El último largo comienza con una delicada travesía hacia la izquierda en mixto, la nieve aquí da poca confianza y es necesario ganchear con los piolets en la roca que delimita por encima nuestros pasos, se accede así a un pequeño corredor, ya con mejor nieve, que se va estrechando hasta acabar en una nueva goulotte de anchura mínima, la justa para poder pasar, que termina en la arista. Tan sólo un friend permite asegurarla en su comienzo. La salida es espectacular,  y ya sobre el espolón, se accede a una cómoda reunión que se monta con 2 friends y un fisurero.

Mixto de salida.

Goulotte final.

Salida.

Fin de las dificultades.

Nos queda recorrer la aérea arista hasta la cima, las vistas son espectaculares sobre el Valle de Valdeón, 1500 metros más abajo a la izquierda, y la Vega de Liordes a la derecha.

Cima.

La escalada nos ha llevado 4 horas de vía más media de arista, son las 11 y media, comemos algo y bajamos por la normal antes de que la nieve se reblandezca, de ese modo a la una y media estamos en el coche. Ocho intensas y divertidas horas con la compañía perfecta.

Destrepando la normal.